Restauran el mítico edificio de “La Rosario”
Al comenzar la semana se iniciaron las obras de restauración del casi centenario edificio “La
Rosario” una de los inmuebles emblemáticos de la ciudad que pese a sus años
persiste como un icono urbano.
Luego de muchos estudios y de ponderar complejos
aspectos técnicos y económicos el
Consorcio de Copropietarios dio curso a los trabajos que permitirán
restaurar y poner en valor la fachada del inmueble. Una noticia que debe ser
valorada por los rosarinos ya que preservará la única obra en Rosario del
célebre arquitecto Alejandro Bustillo,
uno de los profesionales argentinos más destacados, a quien se debe el Hotel
“Llao-Llao”, en Bariloche; el Casino de Mar del Plata, el “Palais de Glace”, el “Museo Nacional de Bellas Artes” y el “Banco
Nación”, en la ciudad de Buenos Aires. El proyecto se le confió en 1925. La construcción culminó entre 1926 y 1927, estuvo a
cargo de la firma “Ferrarese Hnos. (Enrique y Guido) y Cía.”, también radicada
en la ciudad.
Las
tareas serán solventadas en su totalidad por los consorcistas quienes, comprometerán un más que considerable
presupuesto. Este esfuerzo debe remarcarse, particularmente en un momento en
que la economía del país es verdaderamente crítica. Si bien los trabajos valorizarán
sus respectivas unidades también se busca cumplir con la responsabilidad social
de mantener adecuadamente un
edificio que está considerado como patrimonio edilicio de la ciudad.
“Pampaluna
Construcciones” SRL es la empresa contratista, la misma acredita otras
obras similares en distintos inmuebles patrimoniales de Rosario.
Características del
edificio
Se trata de un “palacio” como se denominaba a las construcciones de su porte al momento de ser levantada.
Debe su nombre a la “Compañía de Seguros La Rosario” que desarrolló intensa actividad en la zona de Rosario desde 1888. Fue fundada en esta ciudad por un grupo de 16 empresarios y productores locales como forma de competir en el cerrado mercado que por entonces dominaban los capitales ingleses. Lo encabezó quien era presidente de la “Bolsa de Comercio”, Bernardo Rouillon.
La firma se constituyó como una pionera en el rubro y actuó bajo un slogan comercial muy adecuado, “prudentes y
unidos”. En este contexto el edificio construido es un testimonio excepcional de la acción de los rosarinos comprometidos
con el progreso de la ciudad que los vio nacer, algo que en la actualidad suele olvidarse.
La planta baja siempre se dedicó a locales
comerciales, durante muchos años la petrolera estatal tuvo allí su sede zonal,
por lo que muchos hablan del “edificio
YPF”. En 1952 se constituyó el “Consorcio
de copropietarios La Rosario” uno de
los primeros de la ciudad, figura jurídica que persiste hasta la actualidad.
Cuenta con cinco pisos de departamentos. Son 40 las unidades familiares que abarcan del 1º al 5º piso; 20 con ingreso por calle Entre Ríos y 10 por cada una de las entradas que se abren a Urquiza Nº1332 y Nº1334. Tienen diversas superficies (entre 158 y 233 m2) y distintas alturas que jerarquizan los dos primeros niveles, como era usual al tiempo de la construcción. El piso 5to. se corona con clásicas mansardas recubiertas de pizarra, terminación común en Europa. Las unidades internas se abren hacia un gran jardín interior (10 x 20 metros) que aporta luminosidad, el extraordinario verdor de una añosa enredadera y por, sobre todo, un envidiable rincón de paz en pleno centro de la ciudad.
En buena medida, el grosor de sus muros (algunos son de 35 cm) aísla a los interiores de la temperatura externa y de los ruidos urbanos. A esta sensación de privacidad contribuyen los pisos de pinotea formando cámara de aire y los cielorrasos, ornamentados con molduras de yeso. Los departamentos poseen aberturas de madera labrada de gran superficie, lo que facilita la luminosidad. Los servicios centrales proveen calefacción por radiadores y agua caliente. Sus herrajes son de bronce. El diseño de la distribución interior permite la circulación de aire cruzada en todos los ámbitos. Es remarcable la nobleza de los materiales originales que, en su mayoría, fueron importados del exterior, así como su sólida estructura de vigas de acero remachado.
A lo largo de las décadas, la casi totalidad de las unidades fueron intervenidas por sus
propietarios acorde a sus necesidades y a los criterios decorativos vigentes. .
Particularmente se modernizaron considerablemente las cocinas (originalmente a leña) y los baños. Como una primera etapa del
proceso de restauración emprendido, en el año 2021 se finalizó la regularización de las instalaciones de
gas natural.
En la sobriedad
de sus espacios comunes encontramos cuatro ascensores y amplias escaleras
de mármol blanco, que combinan con baldosines de mosaicos graníticos de color
amarillo.
Externamente el conjunto presenta un frente corrido, de caracteres
arquitectónicos destacados que sería extenso referir en el espacio asignado. Sintéticamente,
muestra pilastras, cornisas, bovedillas superiores y paredes almohadilladas. Su estilo podría definirse como neoclásico francés.
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