El reconocimiento de todo Rosario
Hace un par de meses en esta Blog se publicó una nota que referenció la personalidad de Mons. Eduardo Vicente Mirás, arzobispo de Rosario, fallecido recientemente (https://programa-rosariocunadelabandera.blogspot.com/2022/02/mons-eduardo-vicente-miras.html)
Seguidamente se comunica el texto del Decreto emitido por el Concejo Municipal de la ciudad de Rosario que lo reconoció “Religioso Distinguido Post Mortem”, conforme a la terminología que se emplea para este tipo de homenajes.
Justo testimonio de los representantes del pueblo de la ciudad a quien fue su pastor desde 1994 a 2005, lo que disimula que luego de su retiro de la función episcopal hayan pasado 18 años., cuando personalidades muy menores recibieron distinciones similares encontrándose en vida.
No ha de creerse que a Mons. Mirás le haya preocupado en vida, pero como rosarinos no dejamos de señalar que la decisión pudo ser más oportuna.
Esta demora no es directa responsabilidad de los representantes políticos del pueblo de Rosario, sino que de este hoy reparado olvido debemos responsabilizarnos todos aquellos que lo formamos, perezosa es nuestra memoria social sobre aquellos que en su vida activa han dado tanto para todos, sin pensar en nada; me incluyo.
Miguel Carrillo Bascary
D E C R E T O
(N° 61.704)
Concejo Municipal
Las/os Concejalas/es Norma López, Daniela León, Julia
Irigoitia, María Fernanda Gigliani, María Verónica Irizar, Carlos Cardozo,
Miguel Tessandori, Silvana Teisa y Marina Magnani han presentado el siguiente
proyecto de Decreto, el cual expresa:
"Visto: La trayectoria de Monseñor Eduardo Mirás
como Arzobispo de la ciudad de Rosario, presidiendo la arquidiócesis desde 1994
a 2006, caracterizado por su estilo sereno, cercano a los vecinos y vecinas,
defensor de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, y fundamentalmente
recordado por su rol durante la crisis de 2001 mediando entre las fuerzas de
seguridad y los y las manifestantes en Villa Banana, y
Considerando: Que Eduardo Vicente Mirás nació el 14 de
noviembre de 1929, en Buenos Aires. Tras completar sus estudios primarios en el
colegio franciscano de San Antonio de Padua, realizó los cursos de teología en
el Seminario de Villa Devoto, de la Arquidiócesis de Buenos Aires (1941-1952),
y el Doctorado en Teología (1957) en la Facultad de Teología de Villa Devoto.
Que el 3 de agosto de 1952 se ordenó como sacerdote.
Luego, se desempeñó en los siguientes cargos pastorales: profesor de Teología
dogmática de la Universidad Católica Argentina desde 1958, Capellán de las Hijas
de la Misericordia desde 1963, Vicario Cooperador de San José de Flores
(1953-55), Vicario Cooperador de Nuestra Señora del Pilar (1959-63),
Vice-Asesor nacional de la AJAC (1958-60), miembro del Consejo Presbiterial y
del Consejo de Consultores, Juez Adjunto del Tribunal Nacional Eclesiástico
(1983), Secretario Académico de la Universidad Católica Argentina (1968-84),
Delegado ante el Pontificio Consejo para la Cultura (1984) y miembro del equipo
de Teología y de la Comisión para los 500 años de la Evangelización.
Que el 1º de marzo de 1984 fue elegido Obispo Titular
de Ambia y auxiliar de Buenos Aires. Además, fue Vicario episcopal de la Zona
de Devoto (1984-1990), Vicario general desde el 22 de septiembre de 1990,
Presidente de la Comisión de Fe y Cultura (1987-1993) y en la CEA fue miembro
de las Comisiones de Fe y Cultura, de Educación y de la UCA.
Que el 20 de noviembre de 1993 fue promovido por Juan
Pablo II como Arzobispo de Rosario, tomando posesión el 11 de marzo de 1994. En
su homilía inaugural declaró que la Iglesia tenía “una misión frente a la
crisis espiritual de la sociedad contemporánea”.
Que en ese sentido ha expresado innumerables
discursos, como el del 1º de mayo de 2001 cuando defendió con firmeza los
derechos de los trabajadores y trabajadoras y fue aplaudido por los
gremialistas del momento.
Que en aquel Día del Trabajador ante sindicalistas e
integrantes de la comunidad religiosa de la parroquia San José Obrero del
Barrio La Florida planteó que el trabajador se había convertido en rehén
obligado a aceptar la precarización laboral para no perder el empleo. Asimismo,
sostuvo que aquel sistema económico y social privilegiaba a unos pocos.
Que debe tenerse en cuenta el contexto que atravesaba
nuestro país en ese entonces: desempleo, pobreza, crisis política, económica y
social como resultado de la aplicación de políticas neoliberales y las recetas
del Fondo Monetario Internacional.
Que lo anteriormente relatado desembocó en el
estallido social de diciembre de 2001 que generó la renuncia de Fernando De La
Rúa, corolario de una extensa crisis social y económica, en la que murieron 39
personas en todo el país producto de la violencia institucional.
Que el rol que asumió Monseñor Mirás en la crisis de
2001 en Rosario fue fundamental y aún recordado por sindicatos, arco político
en general y vecinos y vecinas de la ciudad.
Que en plenas jornadas del 19 y 20 de diciembre de
2001, cuando se producían los cacerolazos, en los barrios el hambre y las
necesidades se multiplicaban. En la zona Oeste, como en otros puntos de la
ciudad, cotidianamente la escena eran los saqueos y las refriegas con la
policía.
Que Monseñor Mirás se acercó a la escena solo, y con
el tono pausado que lo caracterizaba intercedió entre los jefes policiales y
los referentes barriales, en medio de una lluvia de piedras y de balas de goma.
Se plantó en plena calle en la intersección de Felipe Moré y Presidente Perón,
en las inmediaciones del Distrito Oeste, para encontrar una solución mediante
el diálogo.
Que con su actitud mediadora logró un cese de la
confrontación, convocó a las partes a conversar, pidiendo una tregua en el
medio del desconcierto que se vivía.
Que luego de su intervención en Villa Banana declaró
que “Si hiciera falta, lo volvería a hacer”. Es recordado como el único
arzobispo que tuvo una intervención de esas características, por presentarse en
el medio del descontrol y tranquilizar a la gente.
Que meses antes de los acontecimientos en la zona
Oeste de Rosario, Monseñor Mirás fue la única autoridad que intercedió por los
vecinos y vecinas de “Pichincha”, cuando comenzaron las denuncias por la
instalación de nuevos boliches. El arzobispo calmó a los vecinos y vecinas
porque existían amenazas de acciones violentas.
Que el arzobispo emérito fue reconocido por sus pares,
quienes lo eligieron para que presidiera la Conferencia Episcopal Argentina en
la que trabajó arduamente.
Que el 22 de diciembre de 2005 el Papa Benedicto XVI
aceptó su renuncia como arzobispo metropolitano por edad, designándolo como
Administrador Apostólico hasta la toma de posesión del nuevo arzobispo, José
Luis Mollaghan, el 18 de marzo de 2006.
Que el 24 de febrero de 2022, a sus 92 años, falleció
producto de una neumonía bilateral mientras atravesaba un cuadro de COVID en un
sanatorio de Rosario.
Que Monseñor Eduardo Mirás dejó un legado importante
en nuestra ciudad, siendo recordado por su estilo sereno, cercano a los vecinos
y vecinas, defensor de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, y
fundamentalmente por su rol durante la crisis de 2001 mediando entre las
fuerzas de seguridad y los y las manifestantes en Villa Banana.
Que este Cuerpo ha distinguido a aquellos ciudadanos y
ciudadanas que han llevado adelante una tarea social significativa. En ese
sentido, Monseñor Mirás ha asumido un rol activo en la sociedad, interviniendo
en unas de las crisis política, social y económica más importante de nuestra
historia siendo recordado por utilizar el diálogo como mecanismo de mediación.
Que su comprometida actitud ciudadana lo han
convertido en un referente social y religioso".
Por lo expuesto, se eleva para su aprobación el
siguiente proyecto de:
D E C R E T O
Artículo 1°.- Declárase “Religioso Distinguido Post
Mortem” a Monseñor Eduardo Mirás, quien fuera Arzobispo de Rosario desde 1994
hasta 2006, en reconocimiento a su trayectoria en la defensa de los derechos de
las y los trabajadores, su compromiso ciudadano y su mediación a través del
diálogo en los violentos acontecimientos de diciembre de 2001 convirtiéndose en
un referente social y religioso en nuestra ciudad.
Art. 2°.- El Concejo Municipal entregará la presente
distinción a sus familiares, como reconocimiento al homenajeado, en un acto
público que se llevará a cabo en día y sitio a designar.
Art. 3°.- Comuníquese a la Intendencia con sus considerandos,
publíquese y agréguese al Digesto Municipal.
Sala de Sesiones, 21 de Abril de 2022.- Expte. N°
262.865-P-2022 C.M.-
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