A todos los profesores, en su día

 Una razón surgida de un ejemplo

José Manuel Estrada, prócer de la Educación y de la Historia Argentina

Por Miguel Carrillo Bascary 

Mi personal agradecimiento a quienes fueron mis profesores en la vida. A todos quienes lo hicieron con generosidad y dignidad. 

También a quienes no cumplieron su rol, porque me hicieron ver tan excelsa misión se arroja al barro cuando no se la cumple a cabalidad y cuando lo que se enseña no condice con la vida que llevaron.

¿Por qué esta recordación?

Cada 17 de septiembre se recuerda el “DIA DEL PROFESOR” en recuerdo de José Manuel Estrada, paradigma de la docencia secundaria, terciaria y universitaria, ya que ese día de 1894 terminó su vida en la tierra para comenzar a vivir en la eternidad.

¿Qué hizo Estrada para merecer este recuerdo?

Nació en Bs. Aires en 1842 y murió en Asunción (Paraguay) a sus 52 años, en 1894.

En su trayecto vital simplemente, trató de cumplir con el mayor compromiso, con su familia, con el País y con Dios. Nada más, ni nada menos. Así lo testimonió en su acción. Estrada fue un católico comprometido con las realidades de su tiempo.

Estaba dotado de una riquísima intelectualidad, que supo cultivar y dominar con su voluntad. Había quedado huérfano de niño y fue educado por su abuela, descendiente directa de Liniers. Sus únicos estudios sistémicos los cumplió en el Colegio que la Orden Franciscana tenía en Bs. Aires.

A sus 16 años se inició en el periodismo, una tarea que desarrolló durante toda su vida. Este comienzo anticipó sus talentos como escritor y su enorme capacidad para la oratoria que ejercitó con lucidez y vigor.  Al año siguiente publicó una obra urgiendo que el Estado de Bs. Aires acatara la Constitución nacional, como paso esencial para pacificar el país. Su pluma fue incesante y produjo innumerables obras, particularmente sobre Educación e Historia Argentina.

Con 19 años fundó la Sociedad “San Francisco Javier”, para educar a los obreros y artesanos de su ciudad. Desde entonces comenzó se reveló como un educador nato. Contaba con solo 20 años cuando polemizó con otras figuras públicas de la época, rebatiendo la antojadiza opinión de que el catolicismo y la democracia eran incompatibles y reivindicando que todos los seres humanos, como hijos de Dios, estaban hermanados en dignidad y derechos, cualquiera fuera su raza. Un pensamiento que preside la declaración Universal de Derechos Humanos (1948).

Tenía 22 años, cuando con Lucio V. Mansilla y otros jóvenes formó el “Círculo Literario”, que sería un verdadero think tank en aquella Argentina de la segunda mitad del siglo XIX en tren de convertirse en una potencia mundial emergente.

La capacidad que demostró justificó que a sus 23 años ideara y dictara su “Curso de Historia Argentina” en la recientemente creada Escuela Normal de Profesores, que brindó con acceso público y enorme éxito. Fue el inicio de los estudios sistemáticos sobre la Historia Argentina.

Nada menos que Sarmiento, ubicado en las antípodas del pensamiento católico de estrada, lo designó Secretario de Relaciones Exteriores y luego, con 27 años, jefe del Departamento General de Escuelas.

En 1874 asumió como director general de Escuelas Normales, y al año siguiente tomó a su cargo la cátedra de “Derecho Constitucional y Administrativo”, en Universidad de Buenos Aires.

Cuando en Bs. Aires se conoció la muerte de Rosas, Estrada se dirigió a sus alumnos con un célebre discurso donde manifestó una sentencia que se ha hecho célebre: “¡Desgraciados los pueblos que olvidan! Aquellos de cuyo corazón desaparece la memoria de sus bienhechores (24 de abril de 1877, puede leerse en https://constitucionweb.blogspot.com/2010/02/la-tirania-de-rosas-desgraciados-los.html) El alumnado lo acompañó vivándolo hasta su casa, recorriendo todo el centro de la ciudad.

Sumaba 34 años cuando fue nombrado por Avellaneda como rector del Colegio Nacional de Buenos y la cátedra de “Instrucción Cívica”. Desde allí emprendió una profunda reforma educativa, sosteniendo la necesidad de proveer un salario digno para los docentes manifestó “la vocación del profesor no se debe confundir con la del mártir”.

En el marco de la intensísima polémica laicista impulsada por los liberales en pro de excluir a los católicos del régimen educativo, presidente Julio Argentino Roca destituyó a Estrada debido que este se había transformado en el paradigma de la posición de su fe. Sus alumnos manifestaron públicamente su repudio a esta medida. Ante una multitud de estudiantes que concurrió a su casa para apoyarlo, Estrada manifestó: 'De las astillas de las cátedras destrozadas por el despotismo, haremos tribunas para enseñar la justicia y predicar la libertad'.

Cuando consideró necesario incursionar en la política 1871 fue electo convencional para reformar la Constitución de su provincia. En 1873 llegó a diputado por la misma. En 1883 presidió la Asociación Católica, que derivó en el partido político Unión Católica, por el que Estrada fue electo diputado nacional, en 1886. Cuatro años después fue uno de los oradores en el célebre mitin del Frontón Florida donde se fundó la Unión Cívica de la Juventud, antecedente directo de la Unión Cívica RadicalLa ocasión fue determinante para el inicio organizado del repudio a la corrupción del régimen conservador.

Murió mientras desempeñaba como diplomático en Asunción, cuando sus restos llegaron a Bs. Aires fueron velados en la Catedral y el presidente Luis Sáenz Peña acompañó el sepelio y dispuso rendirle honores públicos de general de división. Decenas de miles de personas le brindaron silencioso homenaje.

Quisiera finalizar con otra cita de Estrada: Ser profesor es la elección de una forma de vida que se asume desde la labor diaria, las exigencias, la lucha, el agotamiento, la esperanza y la alegría de hacer lo que eligieron ser”.

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