¿Por qué suelen verse banderas en un edificio en construcción?

Banderas en obras en construcción

El Monumento a la Bandera en Rosario, ca. 1954

 

Por Miguel Carrillo Bascary

 

Ver una bandera en lo alto de una obra es una costumbre extendida, particularmente en Europa, pero también goza de validez universal.

El origen de esta tradición es tan antiguo que enraíza en la Edad Media, más concretamente en el tiempo en que levantaban las más grandes catedrales; fortalezas y palacios. Podría pensarse que es una demostración del orgullo que implicaba la misma construcción, pero en realidad entrañaba un código profesional.

 

Característica de estas súper construcciones del período era la necesidad de formar los arcos que debían sustentar la techumbre. Para la operación se empleaban andamios construidos en madera, como todavía ocurre hasta cierto punto en la actualidad. Complejos aparejos permitían izar los bloques de piedra, que debían colocarse con verdadera maestría. Cualquier imprecisión podía ocasionar un desastre y, peor aún, si ocurría un derrumbe ya que quedaban esterilizados días y hasta semanas de duro trabajo; amén de los costos incurridos. En la ecuación, la menor pérdida estaba en la vida de los obreros.

 

Construyendo la catedral de Estrasburgo

 

Uno de los factores que podía incidir en la siniestralidad era la fuerza del viento y particularmente, un brusco cambio en su dirección. Para apercibir a los trabajadores de este peligro se recurrió a un método empírico, pero ciertamente efectivo, consistió en colocar a la mayor altura posible una banderola triangular, que con su ondear daba cuenta aproximada de la intensidad y dirección de los vientos; en la misma forma que los conos de viento que se emplean en los aeropuertos.

 

 

En cuanto era posible hacer el cierre de los arcos, se indicaba el logro con otra banderola, que señalaba el tiempo de tabicar; con lo que la gravedad del peligro disminuía.

 

Una vez que el segmento o la obra misma quedaban terminados y la posibilidad de derrumbe desaparecía, al menos en lo que podía resultar previsible, se reemplazaban estas señales con una bandera que con toda lógica expresaba el orgullo de la tarea bien cumplida


Esta enseña bien podía ser la del señor feudal que solventaba la obra; la de la orden religiosa implicada o la del obispo del lugar; también la del arquitecto o el constructor principal o bien la del gremio.

 

La ocasión era motivo de celebración y en ocasiones se montaban verdaderos festivales en los que se compartía el logro con los vecinos y se honraba a los maestros constructores. Las características de la fiesta daba lugar a diversas tradiciones, propias de cada lugar. En comunidades religiosas previamente se celebraba una misa de acción de gracias, en la que también se oraba por los fallecidos durante la construcción.

 

Aquellos que se dedican a este metier profesional y quienes tengan vivencias comunitarias  acendradas tendrán muy presente cuando se termina la techada de una construcción, en la que muchas veces han participado vecinos y amigos, la ocasión sirve como pretexto para una comida en común (un asado, en el caso de Argentina) que recrea aquel primitivo ágape medieval, aunque nadie lo recuerde.

 

El auge de la construcción de “rascacielos” a comienzos del siglo XX hizo revivir la costumbre de exhibir de banderas en lo alto, como un gesto de orgullo profesional y hasta nacional.



Dos ejemplos en Nueva York

 

La usanza se extendió a los grandes puentes, una costumbre de la que el de Brooklyn es un buen exponente.


 

 

Hoy cuando los edificios poseen alturas inconmensurables en comparación de aquellos, ya no tiene sentido izar banderas en la altura porque apenas pueden ser vistas desde el suelo. Sin embargo, es bastante usual izar banderas nacionales de las grúas utilizada en las operaciones de montaje.

 

 

Seguidamente mostramos otros ejemplos que avalan lo dicho:


Un caso en Indonesia


Monumento a San Salvador, patrono de los pescadores

Mar del Plata (Argentina), en 1977 y una vez terminado


Casa Mila (La Pedrera); Barcelona


Monumento a los Expedicionarios a la Patagonia; Choele-Choel (1947)


Palacio Nicolás Boero, Rosario; 1930

Obsérvense las banderas de Argentina y del reino de Italia
(Fuente: "Fotografías y estampas del Rosario Antiguo") 

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