Quienes recuerden el “Jardín de Niños” en el Parque de
la Independencia, sin dudas que traerán a su memoria el “enorme” tobogán que
allí había.
Era el más alto de toda la ciudad y tenía la
particularidad que cuando llegabas arriba podías tirarte desde varias rampas.
Las colas que sabían formarse para subir eran larguísimas.
Quizás no fuera tan alto como lo imaginábamos pero igual superaba a todos los que había en las plazas de entonces.
Hasta solía haber un cuidador que ordenaba la cosa.
Quizás la mejor aventura de todas las que ofrecían
esos juegos.
MCB
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