La piedra fundamental del Palacio Municipal
Quizás pocos se fijen en ella cuando cada día ingresan
al “Palacio de los Leones”, sede del Departamento Ejecutivo de la Municipalidad
de Rosario, pero ese pequeño rectángulo de blanco mármol tiene una historia que
merece ser destacada.
Todo comenzó en 1891, hace ya 127 años, algo más de un
siglo; casi trece decenios; cuando la pujante ciudad de Rosario dispuso
construir la sede de su poder municipal, que con los años sumó dos leones en su
escalinata de acceso, de donde tomó el nombre con que hoy se lo conoce.
Aquel 10 de diciembre de 1891, cuando el calor
veraniego ya afligía a los rosarinos, muchos hombres y mujeres de entonces se
dieron cita en el mismo lugar donde hoy vemos el testimonio marmóreo del que
hablamos.
Pasadas telas cubrían aquellos cuerpos; miriñaques;
encajes; faldas hasta el piso; ajustados corsets; tocados de plumas; para
ellas; galeras; chalecos; polainas; rigurosos patrones; cuellos almidonados; pantalones
con tiradores y los inefables bastones; para ellos.
Era intendente don Andrés González del Solar, quién
había asumido el cargo pocas semanas antes. El censo de Rosario de 1887 había contabilizado 50.914 habitantes, el de 1895 indicaría que los rosarinos eran 91.669. Esa era la magnitud de la pujanza de la ciudad por aquellos años.
La Municipalidad hacia el 1900
Con los años la primitiva piedra que testimoniaba el
hecho se fue degastando por el constante transitar de público y funcionarios;
hasta el punto en que sus leyendas quedaron ilegibles.
Es que el mármol, ya se sabe, es una de las piedras de
mayor belleza, empleada por los artistas de todas las épocas para perpetuar
acontecimientos y rendir homenajes, pero su composición calcárea la hace poco
propicia para resistir al tiempo. Muy distinto es el caso del granito; mucho
más modesta; sin la luminosidad ni el colorido de los mármoles, pero
infinitamente más fiel y duradero.
Fue así que, en el año 2004, más precisamente el 15 de
noviembre, el entonces intendente Miguel Lifschitz (hoy gobernador de Santa Fe)
descubría esa piedra testimonial que simplemente reza lo que indica la
fotografía. Hoy podemos verla, ya con un considerable desgaste. 909.397 era la cifra de rosarinos contabilizados en el Censo del año 2001.
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