Dos armaduras y un castillo
Con algo de fantasía podemos adentrarnos en uno de los
edificios más emblemáticos de Rosario, se trata del Jockey Club, construido a
comienzos del siglo XX por el francés Eduardo Le Monnier.
Fachada de la institución
Fue inaugurado en 1916,
aunque el escudete de su fachada indique un año menos.
Un detalle de la fachada
En alguna medida, la imagen que proyecta la sede del
Jockey remeda a los castillos y por eso no extraña encontrarse allí con dos
“personajes” surgidos del mítico reino de Narnia.
Allí, en uno de los pasillos del subsuelo sorprenden al
visitante dos siluetas oscuras, reminiscentes de batallas ocurridas en la
“oscura” Edad Media.
Las dos armaduras a las que hacemos referencia
Se trata de dos armaduras que alguna vez estuvieron en
la Sala de Esgrima pero que por ignota razón fueron desplazadas a sus puertas,
como custodios de un ámbito otrora mucho más concurrido.
Debemos desilusionar a los curiosos, no son auténticas
sino producto de una moda que cundió a fines del siglo XIX. Por entonces,
mediante técnicas mucho más simples que las originales, se construían réplicas
para “jerarquizar” las mansiones de los nuevos ricos… de Europa, los Estados
Unidos ¿y, porque no?, de Argentina. Eran símbolo de alcurnia y distinción.
Estas, las del Jockey Club, son esforzadas
sobrevivientes en Rosario. Sin dudas que podrían presentar un mejor aspecto, pero,
aun así, opacado el brillo de sus curvas y ángulos, no dejan de tener su magia.
A pocos pasos se encuentra la peluquería del Club que los hijos pequeños de
los socios suelen frecuentas, para ellos su presencia ferrosa es un motivo de interés y les inspiran aventuras de caballeros, batallas, torneos y dragones.
Alguno podría recordar otras armaduras como estas. Una
de ellas podía verse en un lugar mucho más popular y era de factura menos
cuidada, actuaba como “reclame” (como se llamaba antes a los elementos de propaganda)
en la puerta de una cerrajería ubicada sobre calle Rioja, entre Sarmiento y
Mitre.
Escudo del Club
Muy bueno Miguel!
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