El 180 aniversario de la muerte del brigadier general Estanislao López
Por Miguel Carrillo Bascary
Era hijo extramatrimonial del capitán Juan Manuel Roldán y de Antonia López, quienes se unieron en matrimonio mucho después de su nacimiento, por esto siempre usó el apellido materno. Había nacido en Santa Fe, el 22 de noviembre de 1792.
Fue educado en la escuela del convento de San Francisco, pero a sus quince años se enlistó en el cuerpo de “Blandegues” que guarnecía la frontera norte de Santa Fe, allí se formó bajo el mando de su padre, y llegó a adquirir un liderazgo de consideración; además aprendió a conocer y valorar a los pueblos originarios de la región, un aspecto que evidenció durante toda su vida. En tal estado integró el contingente de santafesinos enviados para resistir a los británicos cuando intentaron dominar el virreinato del Río de la Plata.
Cuando Belgrano pasó por Santa Fe rumbo al Paraguay, a fines de 1810, se enlistó en sus fuerzas con el grado de sargento y combatió en Campichuelo; Paraguarí y en Tacuarí, donde fue hecho prisionero y llevado prisionero rumbo a Montevideo. En esta circunstancia se lanzó a las aguas del Paraná estando engrillado y debió nadar hasta llegar a la costa en las cercanías de Arroyo Seco. Belgrano siempre guardó reconocimiento a su antiguo suboficial.
Más tarde se reincorporó a las fuerzas sitiadores de Montevideo donde se reconoció su valor con el grado de alférez. Retornó a su provincia y continuó como blandengue, hasta que en 1814 se sumó a los hombres de Artigas; luego de la derrota en el combate de "El Espinillo" fue hecho prisionero, pero posteriormente fue liberado y se reincorporó a su regimiento en la guarnición de fronteras.
En marzo de 1816 sublevó a su compañía en Añapiré y contribuyó a la capitulación de la tropa directorial que había dominado Santa Fe bajo el mando de Viamonte. La acción sería fundamental para que la provincia alcanzara su autonomía escindiéndose de la gobernación de Bs. Aires.
Su ascendiente fue aumentando y fue nombrado como gobernador provisional, el 14 de julio de 1818, cuando depuso a un debilitado Vera. Por entonces contaba con 31 años. Sus biógrafos se empeñan en demostrar que llegó al poder como resultado de un vacío de poder que comprometía la recientemente alcanzada autonomía santafesina.
Desde la gobernación aplicó una política progresista; apostó por la institucionalidad y autolimitó su poder mediante un “Reglamento Provisorio” que hizo aprobar en 1819, y que es considerado como la primera constitución provincial.
Expandió las fronteras, al par que fomentó la agricultura y la ganadería. Entre las medidas que implementó procuró la integración de las tribus del Norte al sistema de vida por entonces vigente.
Consideraba que la educación era la base de todo progreso y comprometido con ella fundó diversas escuelas extendidas por todo el territorio provincial, una en Rosario.
Su acción de gobierno se caracterizó por una celosa promoción y defensa de la autonomía local contra la injerencia de otros poderes fácticos y políticos.
Jamás se subordinó el despotismo de Rosas, lo que le granjeó múltiples problemas. En el marco de la intolerancia propia de la época su accionar fue mucho más humanitario que el de otros caudillos de entonces, como ejemplo se recuerda que preservó la vida del general José María Paz, el principal líder unitario.
Durante su gestión, Santa Fe suscribió veintitrés tratados que contribuyeron a afianzar el federalismo, entre los que sobresalen los de Pilar, Benegas; el Cuadrilátero y el “Pacto Federal” de 1831, raíz del constitucionalismo argentino.
Se le reconoce una excepcional competencia en el manejo de la caballería, fruto de su formación juvenil en la frontera. Su mayor triunfo militar lo consiguió en conjunto con Francisco Ramírez en la batalla de Cepeda (1820) contra José Rondeau, que comandaba las fuerzas de Bs. Aires.
Durante la guerra con el Brasil actuó al frente de la división que operó en la zona de las Misiones y en 1829 fue designado “brigadier general” de la Confederación, grado que lo honraba y que hoy lo acompaña en todas aquellas situaciones que recuerdan su nombre.
La historiografía liberal pasa por alto los méritos de López, recién en los últimos cuarenta años su figura ha sido recuperada en toda su dimensión.
En el cenit de su trayectoria política enfermó de tuberculosos y murió el 15 de junio de 1838, en la ciudad de Santa Fe.
La historia preserva su nombre bajo el apelativo de “patriarca de la federación”; mediante estas líneas testimoniamos este sencillo homenaje.
La bandera de Santa Fe
En cuanto a la bandera, fue López quién pidió cambiar la enseña de Artigas, que usaba la provincia desde los tiempos de su primer gobernador, Francisco Candioti. Lo hizo para afianzar la identidad provincial frente a las aspiraciones de dominio del entrerriano Francisco Ramírez.
La ley de 1821 dispuso que la bandera sería “de forma cuadrilonga, centro blanco, una lista celeste en los costados y un triángulo en cada extremo”. Los comentaristas atribuyen a estos triángulos el color rojo, pero difieren en su aplicación; otros consideran que fueron celestes. Sin embargo, no hay testimonio de que se haya utilizado.
Fue en 1822 cuando López insistió ante Legislatura sobre la necesidad de aprobar un pabellón, al que describe: “colorado, blanco el medio, celeste a la derecha y en el centro un óvalo orlado con una faja amarilla donde se note: Provincia Invencible de Santa Fe. En lo inferior las armas con un sol naciente”. La leyenda aludía a las cuatro oportunidades en que la provincia rechazó los ejércitos mandados desde Bs. Aires para intentar subyugar la autonomía local.
La Legislatura local aprobó la iniciativa de su gobernador, mediante una ley; más tarde sería ratificada en 1831.
Esta bandera caracterizó a la provincia; flameó victoriosa portada por las tropas santafesinas en la batalla de Caseros (1852), que desalojó a Rosas del poder y permitió afianzar el federalismo y lograr la organización del país con el dictado de la Constitución nacional. Por razones que sería largo explicar su uso desapareció un par de décadas más tarde.
Cuando Argentina recobró la democracia en 1983, también reivindicó las autonomías provinciales y la Ley Nº 9889 de 1986 restableció la bandera que promovió López y que hoy caracteriza a Santa Fe.
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