Belgrano en marcha hacia Rosario
Por Miguel Carrillo Bascary
Manuel Belgrano, detalle del óleo existente en la Municipalidad de Rosario
En uno de sus habituales recorridos en búsqueda
de documentos que le gustaba coleccionar, el locutor Antonio Carrizo compró en un remate unas ocho carillas cuya letra creyó reconocer. Practicadas las verificaciones
pertinentes el legajo resultó ser un diario donde el entonces coronel Belgrano
registro las incidencias de su marcha hacia Rosario, en donde semanas mas tarde
izaría por primera vez la Bandera nacional.
Este manuscrito
de inconmensurable valor hoy se encuentra en nuestra ciudad ya que a la
muerte del locutor fue adquirido por la “Fundación
para la Democracia Internacional”; oportunamente fue transcripto por el Instituto Nacional Belgraniano, con
notas del académico Ernesto Fitte.
Para la identidad de la ciudad de Rosario el “Diario de marcha del Coronel Belgrano a
Rosario”, como se lo conoce constituye un documento inapreciable. Es de
lamentar que Belgrano debió interrumpirlo cuando luego su llegada (7 de febrero
de 1812), cuando sus ocupaciones le impidieron continuarlo.
Reproducimos a continuación el relato del primer día del periplo cumplido por
Belgrano, donde nos detalla curiosos aspectos de su partida desde los cuarteles
de Bs. Aires hasta la localidad de San José de Flores.
Día 24 de enero de 1812
En la mañana de este día se cargaron las 16 Carretas
que se nos señalaron con las municiones, tiendas de campaña, vestuarios y útiles
de las diez Compañías del Regimiento, y asimismo la Caja de los caudales y la
de Capilla en el mejor orden posible, dejando señalada la hora de las 4 de la
tarde para la reunión de la tropa en el Cuartel a fin de emprender la marcha.
A la expresada hora se tocó asamblea, y después
de darse las providencias oportunas, y de repartir los chifles que se adoptaron
para cantinas, se puso en marcha el Regimiento a las 5 ½ con destino a San José
de Flores para donde había mandado las Carretas a la mañana, y a cuyo punto
ordené que se llevase el ganado, y que el Subteniente Anglada a quien di orden
de que se adelantase, buscase la leña suficiente para cuando lleguemos:
asimismo mandé al Capitán Forest con el Cadete Díaz para que delinease el Campamento
a fin de que la tropas levantase las tiendas luego que llegásemos al punto.
Siguiendo la marcha, hicimos alto en los
Corrales de Miserere para que se proveyera la tropa de agua, y tomase aliento;
allí fuimos bien acogidos por el Reverendo Padre Fray Luis Viera que está a
cargo del Hospital de los Padres Mercedarios, y después de una media hora de
descanso continuamos la marcha hasta el Campamento de San José; el camino en la
mayor parte es bueno, pero tiene pasos que en tiempo de agua deben ser
intransitables para marchar a pie.
A las 9 de la noche llegamos al punto indicado,
y habiéndose mandado formar en batalla, se dijeron las ordenes de que por Compañías
señalase cada Capitán los que habrían de ir a levantar las tiendas; se previno que
los fogones se establecieran a sotavento del campamento, y se mando formar la
Guardia de prevención, situándola en el punto que conceptuo mas aparente, dándole
la orden de que se estableciese centinelas alrededor del campamento, que no deberían
permitir saliera alguna persona de el, sin previo permiso mío.
Levantadas las tiendas y recogidos a ellas las Compañías,
por su orden, luego que cenaron, se tocó retreta, y todo permaneció tranquilo.
Se mataron 8 reses.
Santo: San Martín y Buenos Aires / Constancia
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