¿Cuándo se coloca al Niño Dios en el pesebre?

¿Cuándo se coloca el “Niño Dios” en el pesebre?
Costumbres tradicionales

Por Miguel Carrillo Bascary

  
Pesebre de la Catedral de Rosario, todavía sin la figura del Niño Dios en vísperas de la Navidad


La pregunta del título es un verdadero clásico. Para responderla hay que recordar que en Navidad se recuerda el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, ocurrido en un pesebre en cercanías de Belén hace unos dos mil años.
Se habla entonces del “Niño Dios” que quiso nacer humildemente para mostrarnos que en todo su poder se hizo literalmente un ser humano, tal como nosotros.

  Belén con la figura del Niño Dios en el pesebre


El primer pesebre

San Francisco de Asís, el santo de la humildad y de la Naturaleza, en el año 1223, tuvo la inspiración de recrear ese Pesebre Santo representándolo con figuras alegóricas, en la ermita de Greccio (Italia). Con esto nació la costumbre que tradicionalmente celebramos.

El armado del Pesebre es un anticipo de la fiesta de Navidad. Las diversas culturas lo concretan con particularidades propias. Entre nosotros se estila hacerlo el día 8 de diciembre pero también hay familias que lo hacen el 24.


La consulta en concreto

La disyuntiva puede tomar forma en la siguiente pregunta:

¿La figura que representa al Niño Dios se coloca el día en que se arma el pesebre o el mismo día de Navidad?

Clarifiquemos un poco, si el Pesebre representa el nacimiento del Niño que ocurrió en Navidad, lo lógico es que su figura se coloque este día y no con antelación.

Los días previos, con el Pesebre ya armado, la “cunita” (en rigor, el pesebre propiamente dicho) permanece vacía, como un silencioso testimonio que nos invita a reflexionar sobre todo lo que significa la llegada de Dios al Mundo.

Sin embargo, muchos instalan el Niño el mismo día en que arman el Pesebre, como un anticipo de la próxima festividad.

En numerosas regiones la familia concurría a misa a la medianoche del día 24 de diciembre y cuando volvía a sus casas, allí estaba el Niñito sonriendo desde el pesebre “milagrosamente colocado” por el padre o la madre cuando partían para la iglesia.

En otros lugares la familia se recogía en el descanso nocturno el día 24 y despertaba con las primeras luces del 25, con el Niño en ya su cuna.

Obvio que para el comercio estas hermosas sutilezas no existen, por lo tanto colocan la figura del Niño desde el mismo momento en que arman sus pesebres en escaparates y salones de ventas.

La Iglesia Católica no dispone ninguna directiva sobre esto y por eso el momento en que se coloca la imagen del Niño Dios es completamente libre.

En definitiva, lo importante no es la costumbre, sino vivenciar que Dios vino y viene al Mundo y a nuestras propias vidas en cuerpo, alma y divinidad, sin necesidad de que sea Navidad.

Celebrar que esto ocurre el día 25 de diciembre es obviamente una simplificación del misterio de amor que entraña el hecho que comentamos. La Navidad como fiesta y celebración es una costumbre que puede ayudarnos.


Concluyendo

Lo importante no es “armar el pesebre”, lo trascendente es preparar nuestro espíritu, reflexionando en el Amor de Dios para con nosotros.

Siendo así, poco importa “cuándo se pone el Niño en el pesebre” … pero, técnicamente correspondería hacerlo a la hora cero del día 25 de diciembre, o por lo menos cuando la familia se reúne la noche del 24.

Lo que no debería faltar en una familia religiosa es realizar una oración en común frente al pesebre, ya con el Niño colocado … que, en definitiva, es el principal “homenajeado” en su cumpleaños.



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