La creación de la Bandera argentina
Hechos documentados;
tradiciones e inferencias factibles
Por Miguel Carrillo Bascary
"La Creación de la Bandera", óleo de Antonio Berni (1946)
Este ensayo aborda el
histórico hecho en base a los documentos que han resistido el paso de los
tiempos. También consideran los usos y costumbres vigentes por entonces que
permiten inferir circunstancias concretas, así como las tradiciones que se
pudieran haberse conservado.
La creación de la Bandera
marcó una impronta para nuestra identidad de argentinos y de americanos, pero
nos falta mucha información. En ocasiones los autores copian unos de otros; se
reiteran y contradicen; asevera con raro dogmatismo y omite elementos significativos
bajo el pretexto de la síntesis. Por si fuera poca la claridad, el juicio
fáctico se contamina con vertientes ideológicas; preconceptos acríticos y
emociones poco objetivas.
El entonces coronel Manuel Belgrano
llegó a Rosario el 7 de febrero de 1812 y no el 9, como señala Mitre, error que
muchos reproducen (Cfr. “Diario de marcha del coronel Belgrano a
Rosario”)
Belgrano comandaba el Regimiento de Infantería
5, los antiguos “Patricios”, que había perdido su antigüedad como sanción por
protagonizar el llamado “motín de las trenzas (6 de diciembre de 1811). La
unidad ya no usaba el vistoso uniforme de los tiempos en que se formó, sino uno
mucho más sencillo: casaca y pantalón azul, con un morrión (similar al que
luego usaran los Granaderos a Caballo) (Cfr. Julio
Luqui Lagleyze; “Antiguos uniformes del Reg. Nº1 de Infantería”)
Belgrano tenía la comisión poner en operaciones
un complejo defensivo formado por dos baterías de artillería que cerrara a los
realistas la navegación del Paraná aguas arriba; como objetivo implícito debía restablecer
la disciplina en las tropas bajo su mando.
Los trabajos ya habían comenzado, conducidos
por el capitán Rueda y con la colaboración del vecindario de Rosario (Ref.
“Diario de Marcha”) La
tarea se aceleró a mediados de mes, cuando llegó el teniente coronel Ángel
Augusto de Monasterio, ingeniero militar, español al servicio patriota
(Cfr. Oficio de Belgrano al Triunvirato, 26 de febrero 1812- AGN, 1* ver nota
al pie al final del ensayo)
La población se había formado espontanemente y
contaba con poco más de 600 habitantes (Ref. Censo de
1815) Se la llamaba
Capilla del Rosario en el Pago de los Arroyos; por haberse desarrollado en
derredor a la parroquia de Ntra. Sra. del Rosario, creada en 1731. Recién fue
reconocida como “villa” el 2 de diciembre de 1823; por lo que es un error darle
este título en 1812 (Cfr. “Leyes y Decretos”, tomo I, pág. 163)
En Rosario existía una milicia formada por
vecinos con cierta instrucción militar que operaban como fuerza auxiliar de las
tropas veteranas y policía rural (Ref. “Diario de Marcha”), cuando Belgrano llegó a Rosario eran
comandadas por el capitán Pedro Moreno, días más tarde, por decisión de
Belgrano asumió el capitán Emeterio Celedonio Escalada, español pero patriota.
Es factible que Belgrano se haya hospedado en
la casa paterna de su amigo, Vicente Echevarría, único rosarino presente en el
Cabildo abierto de 1810. Allí vivía su hermana María Catalina Echevarría,
casada con Juan Manuel Vidal. Según era costumbre puede estimarse que otros
vecinos destacados alojaron a la oficialidad. Los soldados acamparon en tiendas,
que se instalaron en lo que hoy es el parque Urquiza.
Las baterías se armaron con tres cañones
navales de bronce cada una. La que Belgrano llamó “Independencia” se instaló en
la isla de la Invernada (Cfr. Oficio de Belgrano al
Triunvirato, 27 de febrero 1812 – AGN, 1*).
La denominada “Libertad” se colocó
aproximadamente donde hoy se levanta el Monumento a la Bandera, sobre la alta
“barranca de las ceibas” (por la gran cantidad de estos árboles que había en el
lugar –palos borrachos, se los llama
hoy); tenía como dependencia un reducto destinado a los fusileros, instalado a
su pie, en el “bajo de los Sauces” (Cfr. Oficio de Belgrano al
Triunvirato del 11 de febrero de 1812; constancias relevadas por Gabriel
Carrasco en “Anales de la ciudad del Rosario”; la sumaria información levantada
en 1898 por orden de la Municipalidad de Rosario que recogió numerosos
testimonios y el dictamen de la “Academia Nacional de la Historia”, según
informe de Agustín Alvarez, en “Boletín de la ANH, tomo XV, 1941)
Según los usos castrenses la batería “Libertad”
contaba con: plaza de armas, mangrullo, polvorín, tiendas o quizás un rancho
para alojar a la dotación de artilleros; parapetos de tierra apisonada como
defensa, piso afirmado para sostener la acción de las piezas y eventualmente un
cañizo para cubrirlas.
El pueblo de Rosario y de la zona rural aledaña
contribuyó con materiales para la construcción; caballada de remonta; canoas
para cruzar lo necesario a la isla y, sobre todo, asumió la pesada tarea de alimentar
la guarnición que superaba en número a sus habitantes, una tarea que no suele
destacarse suficientemente en el relato de los acontecimientos relativos a la
creación de nuestra Bandera.
El Regimiento 5 ingresó a Rosario por el “Camino
Real” (hoy calle Bs. Aires) portando las banderas que lo distinguían desde su
formación: blancas, con el escudo real (la principal, “coronela”) y con la cruz
aspada (“la divisional”) (Conf. “Diario de marcha” y Ordenanzas
militares de 1768, Tratado I; Título I; párrafo 10). Sus efectivos usaban la escarapela de
reglamento, enteramente roja.
Belgrano, en comunicación al Triunvirato del 13
de febrero de 1812, le solicitó que declarara “una escarapela nacional” para distinguir a sus tropas en caso de
combate con los realistas. No precisó qué colores debía tener, como mal entienden
algunos, de manera que no puede conceptuarse al prócer como su creador, pero sí
como su causa directa (Ref. AGN, 1 *)
Por decreto del 18 de febrero el Triunvirato estableció
que: la “escarapela nacional de las
Provincias Unidas del Río de la Plata” debía ser de “dos colores, blanco y azul celeste” (Ref. AGN, 1
*)
Luego que Belgrano recibió esta comunicación
ofició al Triunvirato el 23 de febrero de 1812 diciendo que “se ha puesto en ejecución la orden” (Ref.
AGN, 1 *) Esto no
indica que su tropa ya usara la cucarda, sino que él había adoptado las
previsiones necesarias para ello. No debió ser fácil confeccionar escarapelas
para toda la guarnición cuyo número no está determinado, pero que según diversas
especulaciones estaría en el orden de unos 800 efectivos. Es factible que para hacer
estas divisas Belgrano haya pedido colaboración a las mujeres de Rosario.
El 26 de febrero el estado de los trabajos en
la batería “Independencia” auguraban que serían finalizados al día siguiente, así
lo anunció Belgrano al Triunvirato y le manifestó la necesidad de reemplazar
las banderas que se empleaban (Ref. AGN, 1 *) Además, convocó a la población para
inflamar su ánimo con la ceremonia prevista para el día siguiente.
Durante el día 27 se terminó la construcción de
la batería de la isla y Belgrano ordenó una formación especial de la guarnición,
con presencia del pueblo y de las autoridades locales. Era alcalde de
hermandad, Alejo Grandoli, perteneciente a una conocida familia rosarina (Cfr.
“Diario de Marcha”) Fue
mucho más que un acto militar, Belgrano lo transformó en uno de carácter
político.
Participaron del dispositivo: los efectivos del
Regimiento 5, con su banda de guerra; de la Artillería de la Patria; un piquete
de Pardos y Morenos; las milicias del Pago de los Arroyos; Caballería de la
Patria y algunas secciones del Regimiento de Granaderos de Fernando VII
(llamados “de Terrada”) que se hallaban circunstancialmente embarcados con
destino a una posición río arriba.
Según las usanzas castrenses la formación se
cumplió en la plaza de armas de la batería “Libertad”, ya que era el principal
elemento de la fortificación y que el emplazamiento de la “Independencia” en la
isla la hacía inapropiada para reunir a la guarnición y a la población civil.
Para “entusiasmar
(a) las tropas y (a) estos habitantes”,
tal como lo relata el propio Belgrano en su oficio del 27 de febrero al
Triunvirato, dispuso izar por primera vez una nueva bandera. Al respecto
escribió “la mandé hacer blanca y celeste
conforme a los colores de la escarapela nacional” (Ref. AGN, 1
*)
Se ha discutido si el 27 de febrero en Rosario
se creó o se izó por primera vez la Bandera nacional; o bien, si ocurrieron
ambas cosas. Nada indica que haya sido creada con anterioridad, no existe
documento ni tradición al respecto. Hay referencias al uso previo de los
colores blanco y celeste, pero no en forma de bandera. Además, Belgrano mismo
aseveró que la mandó hacer “de conformidad
a la escarapela” y si esta se dispuso por orden del Triunvirato del 18 de
febrero, lo que conoció Belgrano días más tarde, ya encontrándose en Rosario,
de esto resulta que esa bandera fue concebida y creada por Belgrano en esta
población.
La “tesis de la representación material” podría
indicar cuál fue el razonamiento que llevó a Belgrano a formar la bandera;
consistente en cortar el frunce de la escarapela y desarrollar la cinta blanca
y celeste que la formaba; con lo que resulta la estructura de nuestro primer
símbolo patrio.
En cuanto al izamiento, es evidente que se
concretó por primera vez en el emplazamiento de la batería “Libertad”, en Rosario,
el 27 de febrero de 1812, a las seis y media de la tarde, como también lo relató
Belgrano en su proclama anexa al oficio de igual fecha (Ref. AGN, 1
*; el Decreto Nº112.765 de 1942 reconoció al lugar como “monumento histórico”,
lo que descalifica una tesis recogida por la Ley Nº12.623, que daba lugar a interpretar
que hecho ocurrió en la “Bajada Grande”, hoy cortada Sargento Cabral)
En su escrito queda claro que el primer
izamiento se concretó en la batería de la barranca, así se desprende cuando
escribe “En este punto hemos tenido la
gloria de vestir la escarapela nacional … en aquél, la batería de la Independencia”;
y más adelante lo reafirma cuando ordena
“Señor capitán y tropa destinada por la primera vez a la batería de la
Independencia: id, posesionaos de ella y cumplid el juramento que acabáis de
hacer” (Cfr. AGN, 1*)
El propio Belgrano esclarece la motivación de
su histórica decisión, cuando en el oficio a Rivadavia del 18 de julio de 1812,
expresó: “en la batería que se iba a
guarnecer no había bandera y juzgué que sería la blanca y celeste la que nos
distinguiría como la escarapela, y esto, con mi deseo de que estas provincias
se cuenten como una de las naciones del globo, me estimuló a ponerla”
(Cfr. AGN, 1*)
De esta forma se hizo patente el propósito
emancipador de sus acciones, anticipado ya por los nombres que asignó a las
baterías.
En consecuencia, Belgrano creó y mandó izar por
primera vez la Bandera nacional en el poblado de Rosario, por lo que es
plenamente legítimo que la ciudad de este nombre se caracterice como “Cuna de
la Bandera nacional”.
Sobre el diseño de aquella primera bandera se
ha discutido mucho a lo largo de los años. La versión con mayores coincidencias
indica, que si Belgrano nombró en primer lugar el blanco esto permite
interpretar que estaba en primer lugar respecto del celeste; pero también aquí
hay divergencias, ya que para una minoría de autores la bandera constaba de dos
paños en vertical y para la mayoría, lo era en horizontal. Esta última
interpretación cuenta a su favor con un valioso documento pictórico que es el
retrato al óleo atribuido al artista Casimir Carbonnier, para el que Belgrano
posó en persona durante su estancia en Londres en 1815; allí, al costado de su
figura hay una escena de batalla donde se advierten con toda claridad un par de
banderas, ambas de dos segmentos horizontales: blanco arriba y celeste abajo. Esta
es la hipótesis sostenida por el “Instituto Nacional Belgraniano” (Cfr.: http://manuelbelgrano.gov.ar/bandera/dictamen-del-inb-sobre-los-colores-de-la-bandera) y la mayoría de la crítica.
Una
tercera posición fue sugerida por la historiografía liberal de fines del siglo
XIX y comienzos del XX, consigna que la primera bandera fue de tres franjas
(celeste, blanca y celeste) tal como hoy la conocemos y una, cuarta, difundida
por el investigador rosarino Augusto Fernández Díaz en 1957, quién manifiesta
que era de tres franjas horizontales: blanca, celeste y blanca, conforme a la
llamada “bandera de Macha” descubierta en Titiri (curato de Macha), hoy en
Sucre (Bolivia)
En su comunicación al Triunvirato Belgrano fue
muy claro cuando aludió al porqué eligió los colores que adoptó. Para esto utilizó
las siguientes palabras “conforme a los
colores de la escarapela nacional” (Ref. AGN, 1
*) Toda especulación al
respecto queda aventada por los dichos del prócer.
Suele decirse que el blanco
y celeste eran los colores de la dinastía borbónica, lo que no es acertado.
Esta familia real se identificaba solo con el blanco. La confusión viene de que
en 1771 Carlos III instituyó una orden nobiliaria con su nombre que adoptó como
divisa el blanco y el celeste del manto de la Inmaculada Concepción, patrona de
España y de las Indias (Ref.: la bula papal de Clemente XIII
“Quantun Ornamentun”, de 1760 y Real Cédula de Carlos III, fechada el 19 de
septiembre, 1771)
Apuntamos aquí que las primeras escarapelas no
eran similares a las actuales, tenían una circunferencia mucho mayor (entre 10
y 15 centímetros de diámetro) para que pudieran distinguirse en el fragor del
combate. Se componían de un centro celeste y una corona blanca; diversos
testimonios pictóricos así lo comprueban (Referidos por
Mario Golman; en “Enigmas sobre las primeras banderas argentinas”, capítulo 7).
Corresponde dedicar un párrafo especial al término
“azul celeste”, colores de la escarapela según lo dispuso el Triunvirato. Hay coincidencia
en la gran mayoría de los autores de que en la época era indistinto usar tanto la
terminología citada como las expresiones “celeste” e, incluso, “azul”. El
relato que Belgrano hizo al Gobierno indica que, para su entendimiento, el
“azul celeste” es sinónimo de “celeste”, ya que en su oficio del 27 de febrero utilizó
esta calificación para describir la bandera creada por él y así lo reiteró en
el oficio del 18 de julio del mismo año (Ref. AGN, 1
*)
El izamiento se realizó en el mástil erigido a
tal efecto en la misma plaza de armas (Cfr.: entrevista a Maciel por
Pastor Obligado contenido en “Recuerdos de antaño”) No resulta creíble un relato muy posterior que
indica que la operación se concretó utilizando la rama de un gran ombú
existente en el lugar, ya que el emplazamiento del mismo es todo un
contrasentido con referencia al polvorín ya que podía atraer el rayo en caso de
tormenta, como lo sabía el gaucho en forma empírica por lo que construía su
rancho apartado de la sombra de grandes árboles.
La tradición indica que cosió esta bandera la
señora María Catalina Echevarría de Vidal. Eventualmente pudo recibir la ayuda
de alguien de su personal doméstico, pero no luce plausible que hayan
colaborado otras señoras de su relación ya que la sencillez de la pieza que no
llevaba ningún bordado en su paño, no demandaba mayor trabajo. Es factible que
la tela haya sido tomada de las existencias de la tienda familiar de la citada.
La tradición oral y los usos de la época señalan
que el encargado del izamiento en la ceremonia del caso fue la principal
autoridad civil presente en Rosario, el regidor de tercer voto (vocal) del
Cabildo de Santa Fe, de cuya jurisdicción dependía Rosario. Se trataba de Cosme
Maciel y López Pintado, de 28 años, teniente de las milicias cívicas de esa
ciudad, que con los años alcanzará destacado desempeño en la política
santafesina. (Cfr. Pastor Obligado; “Recuerdos de antaño”, que en
1862 entrevistó al personaje en su ancianidad).
Del propio relato de Belgrano al Triunvirato
resulta que en la ceremonia reclamó a sus soldados un juramento, cuya fórmula transcribió
en forma completa: “Soldados de la
Patria: En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional
que ha designado nuestro Excmo. Gobierno: en aquél, la batería de la
Independencia, nuestras armas aumentarán las suyas; juremos vencer a nuestros
enemigos interiores y exteriores y la América del Sud será el templo de la
Independencia, de la unión y de la libertad. En fe de que así lo juráis, decid
conmigo ¡Viva la Patria!”.
Como resulta de esta constancia directa,
concreta e indubitable, Belgrano no hizo “jurar la bandera”. El juramento que
solicitó a su tropa fue el de “vencer a
los enemigos interiores y exteriores” para que la América del Sud fuera “el templo de la independencia, de la unión
y de la libertad” (sic).
El informe de Belgrano al Triunvirato indica que
en el acto cumplido en Rosario no se utilizó el procedimiento de “juramento de
banderas” previsto por las Ordenanzas del Ejército dictadas por Carlos III en 1768
(Cfr. Tratado III, título VIII). Sí lo hizo el 25 de mayo de 1812 en Jujuy y más
tarde el 13 de febrero de 1813, a orillas del río Pasaje (Ref.
AGN, 1 *) Esta jura se
concretaba bajo la siguiente fórmula: “Juráis
a Dios y prometéis al Rey el seguir constantemente sus banderas, defenderlas
hasta perder la última gota de vuestra sangre” (Cfr. Ordenanzas
citadas, Tratado III, título VIII, párrafo 4).
Es materia de especulación otro aspecto que no
consta en el informe de Belgrano al Triunvirato: si en el acto del 27 de
febrero se impartió una bendición. Considerando su espíritu religioso parece
extraño que no lo haya hecho, sobre todo atendiendo a que siempre procuró
resaltar que el movimiento patriótico era conforme al acendrado sentimiento de
la población de entonces.
Si como hipótesis de trabajo se acepta que hubo
una bendición, una posición dirá que tuvo como objeto a la bandera; otra podrá
afirmar que ocurrió lo propio con las baterías y una tercera, que la impetración
comprendió tanto a la fortificación con a todos los elementos que contenía,
entre los que se hallaba la nueva enseña, obviamente.
Al respecto no hay ninguna evidencia documental
directa que permita esclarecer si la bandera fue expresamente bendecida, pero existe
una referencia en contrario, ya que las Ordenanzas militares de Carlos III
ordenaban que la bendición de toda nueva enseña se concretara en el interior
del templo, según las precisas directivas contenidas en el Tratado III, título
X, párrafos 10 al 12. Así se hizo en Jujuy (Cfr.: oficio
de Belgrano al Triunvirato, 29 de mayo de 1812; AGN 1*) y no en el río Pasaje, porque en este último
caso lo que se juró fue fidelidad a la Asamblea General Constituyente y no a la enseña
nacional (Ref.: http://manuelbelgrano.gov.ar/bandera/dictamen-del-inb-sobre-el-juramento-del-rio-pasaje-13-de-febrero-de-1813)
Se preserva en el Museo Histórico de Rosario un
hisopo que se dice fue usado en la eventual bendición; lo donó en 1943 el
Obispo local pero no hay evidencia alguna que compruebe esa manifestación (puede
ampliarse en http://manuelbelgrano.gov.ar/bandera/testimonios-y-tradiciones-en-torno-a-la-primera-bandera)
Es natural que de haber habido una bendición la
concretó el cura párroco del Pago de los Arroyos, con asiento en la capilla de
Rosario, el presbítero Julián Navarro, de probado patriotismo.
Todo indica que fue en Rosario, el 27 de
febrero de 1812 donde se utilizó por primera vez en forma oficial la escarapela
nacional, circunstancia que quedó opacada por la presentación de la bandera. Así
resulta del oficio de Belgrano datado el 26 de febrero, como ya se comentó (Ref.
AGN, 1 *) y
particularmente del texto de la proclama, cuando destacó: “En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional”.
Otro aspecto que suscita divergencias es si en
la batería “Independencia” se izó un segundo ejemplar de la nueva bandera. Si
se analiza el oficio de Belgrano al Triunvirato de fecha 27 de febrero, se
observará que siempre alude a ella en singular de donde se infiere que, al
menos ese día hubo una sola bandera. En forma coherente, también el Triunvirato
se refirió a una única enseña en su oficio del 3 de marzo, donde desaprobó lo
actuado por Belgrano en Rosario (Ref. AGN, 1 *) Esto no implica que entre el 28 de
febrero y el 7 de marzo en que se debió recibirse la orden en Rosario de ocultarla
disimuladamente, no se haya colocado otra bandera en la batería de la isla, lo
cual parece lógico, pero no existe ni documento ni tradición que lo sostenga.
Paralelamente, el mismo día 27 el Triunvirato
nombró a Belgrano brigadier general al mando del Ejército Auxiliador del Perú,
destacado en Jujuy. La comunicación fue despachada por chasqui militar y según
parece llegó a Rosario el día primero de marzo en horas del atardecer.
Obedeciendo a la premura de la orden Belgrano dispuso partir el día siguiente,
en las primeras horas de la mañana del día 2 y así lo hizo, acompañado de una
reducidísima escolta, utilizando el mismo carruaje que lo había conducido desde
Bs. Aires menos de un mes atrás.
Como comandante de la guarnición en Rosario
quedó previsiblemente el segundo jefe del Regimiento 5, el teniente coronel
Gregorio Perdriel. La bandera debió permanecer en la batería, ya que había sido
confeccionada para lucirla en la misma. Según los usos castrenses no tenía
sentido que Belgrano la llevara consigo.
Cuando se recibió en Rosario el despacho
firmado por Rivadavia de fecha 3 de marzo de 1812, ordenando a Belgrano que ocultar
la bandera que había hecho izar y sustituirla por la que se le adjuntaba, éste último
ya había abandonado la población (Ref. AGN, 1 *) En estas circunstancias lo factible
es que Perdriel haya retirado la nueva bandera y dado orden de izar la que se
le mandaba, que era la misma que se usaba en el Fuerte de Bs. Aires, la roji-gualda
propia de los navíos realistas y de las plazas fuertes que dependían de la
Armada.
El 23 de abril de 1812 una flotilla realista
proveniente de Montevideo, plaza fuerte realista, llegó hasta las inmediaciones
de Rosario, pero burló las defensas costeras utilizando un riacho cuyo caudal
se encontraba muy aumentado. Esto reveló el relativo poder disuasorio de la
fortificación. Con el tiempo la guarnición destacada en Rosario se vio
disminuida por requerirse sus efectivos para otras urgencias de guerra y el Triunvirato
dio orden de abandonar las baterías.
Conclusiones
- Corresponde a Rosario el honor de ser el lugar donde el general Manuel Belgrano creó e izó por primera vez la Bandera nacional con que hoy se identifica nuestro país; esto fue el 27 de febrero de 1812.
- Queda dentro de lo factible que la misma haya sido bendecida; pero, es claro que esto no ocurrió en forma solemne, como lo prescribían las normas castrenses entonces vigentes; lo que se concretó en la ciudad de Jujuy, el 25 de mayo de 1812.
- En cuanto al juramento, el informe de Belgrano al Triunvirato certifica que, en Rosario, se juramentó “vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores”, pero no se juró fidelidad a la enseña patria.
Rosario, cuna
de la Bandera nacional, 30 de abril de 2018.-
(1* - Legajo
existente en el “Archivo General de la Nación” (AGN), División Nacional, Sección
Gobierno, Bandera y escarapela, 1812- 1818 / X.44-8-29)
Notas:
Sobre
las diversas hipótesis en torno al diseño de nuestra primera bandera puede
consultarse: http://banderasargentinas.blogspot.com.ar/search?q=creacion+de+la+bandera
Para
una crítica razonada sobre la iconografía relativa a la creación de la Bandera
argentina recomendamos nuestra serie de seis post, publicados a partir del siguiente link:http://banderasargentinas.blogspot.com.ar/2017/02/primer-izamiento-de-la-bandera.html
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